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Mis pasos titubean al acercarme a la ancha puerta
cerrada con pesadas cadenas y un grueso candado,
me detengo antes de que lo haga el eco de los pasos
que resuenan en la hasta entonces estancia desierta.
Cierro los ojos un instante trayendo a mi memoria
las razones que me llevaron a cerrar esa cámara:
miedo, soledad, tristeza, silencio, vergüenza, desgana,
todo aquello que invade mi mente y acalla mi oratoria.
Ha pasado mucho tiempo sí, pero ya es hora de cambiar
de dejar de lado los miedos y afrontar nuevos retos,
sí, es hora de reclamar lo que es mío por derecho,
sí, es hora de acallar a los demonios y luchar por una victoria.
Pero aún tengo mucho trabajo por delante…
para empezar no recuerdo donde diantres dejé la llave;
sonrío tras darme cuenta de un minúsculo detalle,
no la necesito, esas cadenas y ese candado no son reales,
son obstáculos que cree para silenciarme.
Tal como los cree en su día los deshago silenciosa,
apoyo mis manos con fuerza abriendo las puertas de golpe…
me reciben con los brazos abiertos, no hay reproches,
sólo alegría por el reencuentro y nuevas historias.
Sí, he vuelto al fin… es hora de escribir
de recuperar el tiempo perdido,
de dejar volar la imaginación,
de ser yo misma… de existir.
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